La Construcción del convento e iglesía de Santo Domingo, 4º Parte, por Jesús Daniel Laguna Reche

OBRAS POSTERIORES A LA FINALIZACIÓN DE LA IGLESIA.

Las obras no cesaron una vez terminado el cuerpo de la iglesia; la realidad es que todavía era la de Fernando Maza la única capilla finalizada, aún quedaban tapias por acabar y el claustro era solamente un patio cerrado.

Con el objeto de avanzar en el trabajo se siguen necesitando materiales, muestra de lo cual son los dos contratos firmados en 1585 con el yesero Asensio de Quesada –14 de abril- y los cortadores de madera Antón Baleta, Miguel Baleta y Jorge Granjón –11 de septiembre- para llevar al convento yeso cobalto de los yesares del Pino y grandes cantidades de madera de pino real, ripia, alfarjía y cuartón cortada y entregada en la umbría de la Sagra.


Tras unos años en los que las obras quedaron muy posiblemente paradas, en 1595 volvieron a retomarse, esta vez con el objeto de finalizar las capillas que aún quedaban por levantar en el lado del Evangelio, junto al huerto. El 16 de julio el albañil Ambrosio Fernández contrató la realización del cimiento de las dichas capillas, y levantar las paredes de éstas hasta el tejado alto una vara menos del cuerpo de la iglesia. El cimiento tendría cinco cuartas de anchura y las tapias una vara de ancho, dos de largo y una de alto. Dicha obra se haría desde la pared de la capilla de San Gregorio, colateral a la mayor en el Evangelio, hasta llegar a la pared de la portería del convento, junto a la cual se haría un arco trabado con la pared de ladrillo escalzado o medio redondo. Las tapias llevarían tres rafas, correspondientes a las tres capillas, conforme a las rafas de la capilla de San Gregorio, con una cinta de tres ladrillos en cada tapia. También haría las tres ventanas de las tres capillas, de un ladrillo de ancho y tres de alto, rasgadas en la parte de la capilla y hechas de ladrillo, para cuya obra el convento daría en su cementerio toda la piedra necesaria, y la cal en la huerta. La obra comenzaría el 1 de agosto, y se pagaría por abrir y cerrar el cimiento hasta el suelo cuatro reales por tapia, y por cada tapia de tierra y ladrillo seis reales, y así se le pagaría el hueco del arco como si fuera macizo, a seis reales por tapia de dos varas, en cuyos precios se compensaba la hechura de las ventanas, por las que no se pagaría nada.

El año 1596 conoció, al igual que el anterior, un importante avance en las obras. Muestra de ello son los varios contratos para la traída al convento de grandes cantidades de materiales constructivos por un lado y, por el otro, para llevar a cabo algunos retoques a la iglesia, a la vez que se emprendían los trabajos en otras zonas del monasterio. Veámoslos:

Contratos de materiales:

-8 de febrero. Escritura de venta otorgada por el calero Antón Sánchez de Hita para la traída al convento de ciento veinte cahíces de cal, depositados en el espacio del claustro para el mes de abril.

-18 de marzo. El citado calero vende al convento cuatro mil ladrillos para entregarlos a mediados de julio en la tejera de Santa Quiteria, a la salida de la ciudad en dirección a la Puebla de don Fadrique, por un valor total de cien reales.

-8 de abril. El yesero Asensio de Quesada vende a los frailes de Santo Domingo cincuenta carretadas de yeso, entregadas en la yesera de la ciudad, camino de Baza, hasta fin de mayo al precio de tres reales menos cuartillo cada una, para lo cual el convento deberá avisar cuatro o cinco días antes de retirarlas, para que estén preparadas.

-25 de mayo. Pedro Martínez de Montoya, carretero de mulas, contrata la traída al convento de veinte carretadas de yeso desde la yesera de Asensio de Quesada, hasta ponerlas en la portería vieja, a cuatro reales cada una.

Contratos de obras:

-8 de febrero. Los albañiles Ambrosio Fernández y Esteban Ruiz contratan la realización de unas obras en el claustro, cuya construcción estaba abandonada y había sido de nuevo retomada. El trabajo que debían hacer consistía en el levantamiento de dos lienzos de tapias desde los cimientos, con cimentales de dos varas de largo y una de alto, a cuatro reales cada tapia, cuya altura debía ser igual a la de otro lienzo que el propio Ambrosio Fernández había hecho en el claustro pegado a la iglesia. Cada lienzo de tapia debía llevar tres rafas de toba o ladrillo. En la parte maciza de los lienzos, que quedarían tejados con teja, harían tres altares de las medidas que se les dijesen. Una vez finalizadas las tapias harían en la parte de éstas que señalase el convento dos puertas con arco de las dimensiones que se les dijesen, una de las cuales sería la puerta de la sacristía. Los trabajos empezarían cuando el convento aportase, a su costa, los materiales, y debían finalizar en un plazo de dos años. El precio era de cinco reales y cuartillo por cada tapia.

-25 de mayo. De nuevo Ambrosio Fernández y Esteban Ruiz contratan una obra en el convento, consistente en el enlucido y enlosado de ladrillo de todo el vuelo de la iglesia, incluyendo los arcos de las capillas, el coro, las tapias y los vuelos de las capillas, todo por ochenta ducados. El convento se encargaría de entregar los materiales -yeso, cal y ladrillo- en el compás, aunque el yeso lo picarían los albañiles, que pondrían también los andamios, las sogas y la tierra, además de sacar del compás del convento la tierra que sobrase. Si fueren menester los bancos de la iglesia de alguna madera que ésta tenía para la obra, de lo que se les prestare pagaría el convento lo que se rompiese.

-19 de septiembre. Estando recién enladrillada la iglesia, el convento no quedó conforme y buscó quien lo volviese a hacer con la calidad que se exigía. Juan Nadalazuar, albañil de Huéscar, se encargó de hacerlo después de haber dado una muestra de su trabajo enladrillando dos sepulturas situadas a la derecha de la puerta hacia el altar mayor, junto a la sepultura de Pedro Girón y otra colateral. Debería desenladrillar el cuerpo de la iglesia, enladrillado por otro maestro –Ambrosio Fernández, Esteban Ruiz y sus ayudantes si hacemos caso al contrato anterior-, y dejaría revocadas todas las sepulturas con barro, y las maestras de éstas y la calle de en medio irían asentadas y revocadas con cal y arena.
Siguiente Anterior
Sin comentarios
Enviar comentario
comment url